martes, 26 de enero de 2010

Nazarena íntima


Habló de su infancia y adolescencia, sus hijos, los primeros pasos en el camino del espectáculo. Todo sobre la obra que cambió su vida, Bula-Bula. Te mostramos la persona detrás del personaje.

Una vez más «Semanario Bamba» te acerca, en una entrevista exclusiva y diferente, la simpleza de una de las artistas que realiza temporada en la villa serrana.
Nazarena Vélez es oriunda de Quilmes, fue al colegio San José Obrero y es la tercera de seis hermanos. Conocé más sobre la mujer que dejó atrás el mundo mediático para crecer profesionalmente.
-¿Qué recordás de tu infancia?
-Recuerdo mucho, la familia por sobre todas las cosas. La vida y el destino hizo que nos vayamos desparramando por diferentes lugares, algunos hermanos viven en Pilar, mis padres en Puerto Madryn y hasta tengo familia en Miami. Viví muy lindos momentos en Quilmes, y decidí que mis dos hijos nacieran en el mismo sanatorio donde nací. Yo soy una india quilmeña, por eso hasta el día de hoy conservo la casa de mis padres, después de diez años de que se han mudado; es el lugar donde me críe y donde fui feliz.
-¿Cómo era Nazarena de pequeña?
-Jamás me porté bien, era muy varonera. Siempre estaba trepada a los tilos que había en la puerta de mi casa. Mi mamá siempre me decía que bajara, porque si era por mí me quedaba a vivir como la «mona chita». Me encantaba usar bermuditas y una remera del hombre araña, personaje que me encantaba. Además, era muy «quilombera», me quedó un poco de esa esencia. (risas)
-La adolescencia ¿cómo te recibió?
-En la secundaria era muy vaga, porque no me gustaba estudiar. Siempre jugaba competencias con varones y las peores chicas del curso para ver quién era el peor del colegio, por suerte yo siempre ganaba. (risas)
Mi mamá me encerraba todo el verano para rendir las materias, y yo dormía siestas de ocho horas, porque no me interesaba y detestaba el colegio. Mis dos hermanas más grandes trataban de encarrilarme, pero se les complicaba. Yo iba a contramano de la mayoría, tenía vacaciones de nueve meses y tres de estudio. Ahora me doy cuenta que no estaba bien lo que hacía.
Repetí tres veces tercer año. Llegué a inundar los baños del colegio. Era tan terrible que parecía que tenía a «chuky» en mi cuerpo, creo que salió. Tengo que destacar que era muy buena compañera y demasiado divertida.
-¿Cómo sentiste la llegada de tus dos hijos?
-Ellos significan todo. Yo elegí ser mamá, muchas veces ocurre accidentalmente y no fue mi caso. Cuando me casé con Alejandro, papá de Bárbara, dije quiero tener una barbie; por suerte me salió más linda y más dulce. Gonzalo y Barbarita son los dos grandes pilares que tengo. Mi vida cambió radicalmente y desde que nacieron, todo lo que hago es a partir de, por y para ellos.
-¿Qué significa Fabián en tu vida?
-Cuando uno elige una pareja y más cuando tiene hijos, ve en una persona cosas que antes no buscaba. Venir golpeada de muchas cosas y situaciones, hizo que no pensara en mí solamente, sino también en mis hijos. Me fijé a quién iba a dejar entrar a mi casa y encontré a alguien muy importante.
Fabián es una muy buena persona y un padre increíble. Un hombre que no quiera a mis hijos, no estaría a mi lado, y cero chances de ser mi pareja. Con Fabián tenemos muchas cosas en común y nos conocemos demasiado, espero que dure. Lo bueno es que proyectamos bastante desde la familia, y no sólo desde la pareja.

¿Cómo empezaste en tu carrera artística?
-A mí jamás me faltó nada de chica. Mis padres han trabajado para que a sus hijos no les falte nada; pero tampoco les sobraba para complacer todos los caprichos. A los 14 años yo quería una bicicross, me enteré que elegían a «Miss Quilmes» y el premio era dinero. Yo no me creía bonita ni de casualidad, tenía el pelo corto y nada de lolas. Todos me decían que debía ser modelo porque era flaca y alta. En este evento vi la posibilidad de comprarme la bici de carrera, si llegaba a ganar; entonces me anoté. Gané el concurso y me compré la bici; pero la vendí al mes para hacerme un book de fotos. Luego me adjudiqué el Miss Provincia de Buenos Aires y salí primera princesa en la República Argentina. Gracias a Dios, las cosas se empezaron a dar y nunca más dejé de trabajar. Todo comenzó como un capricho y se fue inclinando a la profesión que amo.
-¿Sentís que tu carrera dio un nuevo giro en esta temporada?
-Cada año y desafío es una nueva página. Todos hablan de una nueva Nazarena, pero yo siento que soy la misma con más experiencias tanto buenas como malas. Lo que no te mata te fortalece. Uno va creciendo y aprendiendo de los errores. Mi esencia es la misma, pero la experiencia me permite actuar de distinta manera.
Estoy viviendo una muy linda etapa, en la que a nivel profesional apuesto a la actriz que llevo adentro, que en definitiva, es lo que yo estudié y lo que amo hacer. Elegí estar en Carlos Paz con una comedia junto a muy buenas personas y a dos grandes como es el «Tano» Ranni y Atilio Veronelli, porque sabía que todo iba a ser muy bueno.
A lo largo de mi carrera las necesidades y la profesión, me llevaron a distintos lugares. Ahora tengo la posibilidad de elegir dónde y con quién quiero trabajar. Muchas veces la situación económica me llevó hacer trabajos que no estaban copados, pero los tenía que hacer. Este año hago algo que me divierte y que suma muchísimo en mi carrera.

Fuente: Semanario Bamba